jueves, 21 de febrero de 2013

MATRIMONIO EGIPCIO




                           Matrimonio egipcio


Para los antiguos egipcios el matrimonio no precisaba formalizarse mediante una ceremonia, sino que era simplemente la concreción del deseo de vivir juntos y fundar una familia. Los novios tenían muchas oportunidades de llegar a conocerse antes del compromiso. Hay estatuas e imágenes que muestran a esposo y esposa enlazados por la cintura, tomados de la mano u ofreciéndose flores o alimentos, y la abundancia de poesía amorosa parece implicar que muchas parejas se enamoraban y se elegían el uno al otro, si bien el consentimiento de la mujer no tuvo relevancia hasta la dinastía XXVI. Aún entonces parece que hubo casos en los que este no se solicitaba, a pesar de considerarse moralmente reprobable que el padre contrariara la voluntad de la hija. A este respecto existe una inscripción del periodo Ptolemaico en la que se lee: “Mi padre me dio en matrimonio sin saber yo nada y sin mi consentimiento”. La tradición señalaba que los padres del joven pretendiente debían visitar la casa de la novia para recabar la aceptación de la familia y alcanzar un acuerdo que se centraba en dos puntos principales: una suma de dinero, llamada Mahr, que se pagaba a la novia para ayudarla a preparar los muebles, y un valioso regalo consistente en una joya que el novio entregaba a su prometida en prueba de su estima y en compensación por la virginidad que ella perdería, y que era muy valorada. Esto no era aplicable en el supuesto de un segundo matrimonio, pero también en dichos casos se ofrecía el presente por otros conceptos. Tampoco faltaba nunca un anillo, entregado antes o después de la boda. El anillo tiene forma circular, símbolo de la eternidad. Los primeros eran muy sencillos, y se elaboraban trenzando cáñamo. 

Las mujeres jugaban un papel muy importante a la hora de concertar un matrimonio: normalmente se elegía a una mujer para que hiciera una primera aproximación a la madre de la novia, no al padre, aunque después fuera este quien cerraba el contrato.Un típico contrato matrimonial contenía la fecha, es decir, el año de reinado del monarca gobernante; los contratantes, futuros esposos; los nombres de los padres de ambos; la profesión del esposo, mientras que la de la mujer rara vez era mencionada; el escriba que redactaba el contrato y los nombres de los testigos. Una vez concluido, el documento era entregado a una tercera persona para su custodia, o bien se guardaba entre los registros del templo local. 



Se firmaba el contrato matrimonial y un sacerdote lo registraba en el templo, con la asistencia de la pareja y de la mayoría de sus familiares y amigos. Pero no se celebraba una ceremonia de ningún tipo, ni siquiera religiosa, pues el matrimonio egipcio no estaba basado en la religión. Bastaba con comenzar a vivir juntos para considerarse casados. Al atardecer tenía lugar la fiesta con música, baile, comida y bebida. No faltaba el ajo y el tomillo, puesto que se creía que mantenían alejados a los malos espíritus. Para confundirlos, las amigas de la novia vestían ropas similares a ella. La esposa era conducida a la casa del esposo, en una procesión con música y cánticos. Se arrojaba grano a su paso, símbolo de fertilidad. Había un banquete en el que se preparaban varias clases de carne, y los invitados se divertían durante toda la noche. Por la mañana, la madre de la recién casada y sus hermanas, la visitaban y le ofrecían alimento y regalos, que ella retribuía con dulces y frutas. Muchas de esas viejas tradiciones perduran aún en suelo egipcio. La novia solía tener unos 14 o 15 años, y el novio entre 17 y 20, a menos que fuera divorciado o viudo, pero no eran frecuentes los matrimonios entre personas con mucha diferencia de edad, excepto entre la realeza y por motivox. 


Una de las palabras más cariñosas que podían dedicarse dos enamorados era “hermano” o “hermana”. Esto llevó a muchos estudiosos a asumir, equivocadamente, que la mayoría de los antiguos egipcios se casaban con sus hermanos, cuando en realidad tales matrimonios, o aquellos entre padres e hijas, tenían lugar casi exclusivamente entre la realeza. La gente común sí podía casarse con otros parientes no tan cercanos, como era el caso de hermanastros, primos o incluso tío y sobrina. La mayor concentración de matrimonios consanguíneos parece haber tenido lugar durante las dinastías XVIII y XIX. “Mi hermano atormenta mi corazón con su voz, hace que la enfermedad se apodere de mí; es vecino de la casa de mi madre y no puedo llegar hasta él”. Al casarse, la mujer conservaba su nombre, añadiendo al mismo las palabras “esposa de X”. Mantenía, además, suindependencia, y podía tener su propio negocio o colaborar en el de su esposo, o bien dedicarse a un buen número de oficios. “Si eres sabio, mantén tu casa, ama a tu mujer, aliméntala apropiadamente, vístela bien. Acaríciala y cumple sus deseos. No seas brutal, obtendrás más de ella por la consideración que por la violencia: si la empujas, la casa va al agua. Ábrele tus brazos, llámala; demuéstrale tu amor”. (Palabras del escriba Ani, Imperio Nuevo). 





Aunque estaba permitida la poligamia, la mayoría de los egipcios se contentaban con tener una sola esposa, puesto que el matrimonio resultaba caro. Normalmente se celebraba entre personas de la misma clase social, pero ni la raza ni la nacionalidad parecen haber constituido un obstáculo. No era algo inusual que una egipcia del norte se casara con un nubio, por ejemplo, aunque también topamos con elrecelo hacia los forasteros: “Desconfía de una mujer que sea desconocida en tu pueblo. No la mires como si fuera mejor que las otras, no la trates carnalmente: es como el agua muy profunda cuyos remolinos no se conocen”. 
Los hijos eran considerados una bendición en el antiguo Egipto. Al fin y al cabo, ellos eran quienes cuidaban de sus padres cuando estos eran ancianos. “Devuelve a tu madre todos sus cuidados. Dale todo el pan que necesite y llévala como ella te llevó a ti, pues fuiste una pesada carga para ella. Cuando naciste, te siguió llevando en sus brazos, y durante tres años te amamantó y te mantuvo aseado”. 
Tal era la importancia que se daba a la fertilidad que a veces había matrimonios en cuyo contrato se estipulaba un año de prueba para ver si la pareja conseguía descendencia. Cuando no tenían hijos, rezaban a los dioses para que remediaran su carencia y dejaban cartas en las tumbas de sus familiares, solicitando de ellos que utilizaran su influencia con los dioses. La magia era otro de los recursos que se intentaban para tener descendencia. Si a pesar de todo no nacían hijos, aún quedaba la adopción. 


En caso de que el matrimonio terminara en divorcio, los derechos de la esposa quedaban bien protegidos.Generalmente recibía una cantidad para su manutenciónconsistente en un tercio de los ingresos del marido, especialmente si era rechazada sin haber cometido ninguna falta. 
Cualquiera de ambos cónyuges podía solicitar el divorcio. Las razones más comunes por las que un hombre lo solicitaba eran la imposibilidad de tener hijos, o especialmente un varón; el deseo de casarse con otra mujer o, simplemente, que ya no le agradaba la esposa. Una mujer podía divorciarse alegando crueldad mental o física por parte del esposo, o bien adulterio.Para considerarse divorciados bastaba con vivir separados. Entonces podían volver a casarse tan pronto como lo desearan.


martes, 19 de febrero de 2013

matrimonio totonaca


 Cultura totonaca

Entre los totonacas domina la familia extensa. Un nuevo matrimonio procura vivir cerca de la familia del marido.
El matrimonio se lleva a cabo a temprana edad, tradicionalmente un intermediario hacía la petición de la novia; en la actualidad la novia es "robada" sin una petición formal.
 Aún se acostumbra el "pago" por la novia; esto es como una compensación por la fuerza de trabajo que la mujer daba a su familia y que se pierde; se paga con bienes, dinero o trabajo.




El topil es un hombre soltero que vigila la iglesia y hace las veces de mandadero; los mayordomos patrocinan las fiestas patronales. Existen de cuatro a ocho fiscales que forman un consejo de ancianos que supervisan las ceremonias, las fiestas y eligen a los ocupantes de los cargos.



Cada adulto varón dedica un día de la semana al trabajo comunitario o faena. Los mestizos y los totonacas adinerados pagan este servicio a las autoridade.      
                                                                       

 








La faena se basa en cuadrillas conformadas por trabajadores que residen en un mismo barrio de la comunidad; los protestantes conforman una cuadrilla que sólo trabaja en asuntos desligados de la religión y no consumen alcohol.
En el sistema de cargos religiosos están en primer término los fiscales, después los mayordomos y por último los topiles..                                 El escaso prestigio que ofrecen estos cargos los hacen cada vez menos atractivos.




lunes, 4 de febrero de 2013

MATRIMONIO MAYA


MATRIMONIO MAYAEl matrimonio es una institución social que crea un vínculo conyugal entre sus miembros, un lazo reconocido socialmente, ya sea por medio de disposiciones jurídicas o por la vía de los usos y costumbres del pueblo.

Al adentrarnos en el mundo Maya de Yucatán, encontramos que, durante el siglo XVIII y principios del XIX, se acostumbraba a que los varones se casaran con 17 o 18 años y las mujeres a los 14 o a los 15.
Misma clase social y del mismo pueblo. Además, se consideraba de espíritu mezquino al hombre que buscaba compañera para sí o para sus hijos, en lugar de acudir a los servicios de un casamentero profesional (ah atanzah).

Una vez elegido el casamentero, se hablaba sobre la ceremonia y se fijaba el monto de las arras. Estas se componía, generalmente, de vestidos y otros artículos de poco valor, ya que eran pagados por el padre del novio al padre de la novia; por su parte, la madre del novio preparaba la ropa de su hijo y de su futura nuera.

Todo lo anterior fue descrito por el Dr. Sylvanus G. Morley, un eminente arqueólogo Mayista y sabio Norteamericano, en su obra “La Civilización Maya” que, quizá, sea uno de los documentos históricos más autorizados sobre la civilización Maya. El sabio norteamericano relata, también, que el día de la ceremonia, se reunían en la casa del padre de la novia, donde el sacerdote pronunciaba un discurso con los pormenores del convenio matrimonial; después sahumaba la casa, decía sus oraciones y bendecía a la pareja. La ceremonia terminaba con una comida que se le ofrecía a la concurrencia.

Desde ese momento, el yerno se quedaba en la casa de los padres de su mujer, trabajando para ellos por espacio de seis o siete años. A la suegra le correspondía estar pendiente de que su hija le diera de comer y beber al joven esposo, como muestra de que reconocían el matrimonio. Sin embargo, si el joven cónyuge dejaba de trabajar durante el tiempo acordado, podían echarlo de la casa.

Aunque los Mayas eran monógamos, el divorcio entre ellos era cosa muy sencilla y ocurría frecuentemente. Había hombres que se casaban 10 y 12 veces, y de la misma libertad disfrutaban las mujeres para dejar a sus maridos y tomar a otro por esposo, según testigos españoles citados por el Dr. Sylvanus G. Morley.

MATRIMONIO MIXTECA




MATRIMONIO MIXTECA: El fuego del hogar, que se alimenta con leña, es encendido en ceremonias matrimoniales que en la actualidad duran dos días, el hombre se encarga de cultivar y traer leña; la mujer, de mantener el fuego encendido en casa y preparar los alimentos.


  • PREPARATIVOS:El soltero reúne a su familia y sus padrinos y madrinas, compadres, comadres y amigos, y se busca a aun embajador para arreglar el matrimonio, El embajador o parangonero, puede ser una mujer, la cual se ha preparado durante años para poder invocar  los orígenes comunitarios y de linaje, decirla en tsa'vi o parangón, en la más alta tradición oral, y concertar el vikó tanta'á o fiesta de boda.Conformada la comitiva. el linaje de ella y su parangonero reciben a los llegados con humo de copal, escuchan y contestan con mucho respeto los parangones y toman acuerdos entre las familias; el que pide matrimonio ofrece mole, carne, tortillas de distintos colores, aguardiente, cervezas, brandy y refrescos, para concertar nuevos encuentros.


LA CEREMONIA  Llegado el día, desde la madrugada los cohetes comunican el evento. Los novios se preparan. El fuego que la jovencita mantuvo encendido en la choza de sus padres mientras crecía y aprendía los quehaceres de su género, los padrinos traen músicos tradicionales de violin y guitarra y comienzan a tocar Nuú ni nta'va ñu'u ("Cuando el fuego se apaga") Sus padres y padrinos la despiden ante el altar de su casa, apagan el fuego, cierran las puertas y todos se van al templo parroquial. En la ceremonia mixteca también se hacen marido y mujer en la reunión con las familias. Dará inicio así la parte más significativa: la ceremonia de las flores.   Con el humo del copal se , ahuyenta a los entes malignos y se delimita el territorio de la celebración  Los padrinos y los novios pasan con la servilleta y con una jícara de agua para purificar el compromiso de unir a los linajes, formados en tres filas. Los cohetes explotan, mientras el aguardiente y el tepache comienzan a circular entre los nuevos compadres para brindar por los recién casados, Los novios estrenan la ropa que les han regalado sus padrinos y, como preámbulo del final, son llamados ante el altar del nuevo fuego. Ahí reciben consejos y buenos deseos, les hablan del futuro y de asegurar la descendencia, de que un cargo comunitario les espera.